Algo de cultura de andar por casa.-
Inquieta lo sencillo que resulta movilizar a las masas a través de los medios de comunicación para algo concreto. Queda muy actual estos días hablar sobre el cambio climático, pero ¿tenemos la certeza de que nuestra opinión y actuación al respecto se basa en hechos científicos?. El riesgo de las campañas de “motivación direccional” en este sentido es transformarlas en actos populistas repletos de connotaciones políticas. Ser garantes en calidad es un reto diario en todos los ámbitos sociales, el comunicador también. ¿Cómo se audita una noticia en este sentido?. Personalmente opino que las decisiones con respecto a las energías renovables deberían tomarse de común acuerdo en las cumbres internacionales con el fin de que no dependieran de la orientación concreta del partido político gobernante en ese momento histórico. La ética aplicada, profesional y de medios debería facilitar esta actividad laboral.
Pero todo esto resulta muy teórico. La realidad es que los intereses económicos son los que priman, porque sin dinero mal vamos. Y es cierto incluso en el mundo de la salud, ya que nada es gratuito.
El caso es que cuando me he puesto a leer para disminuir mi manifiesta incultura sobre este mundillo me he sorprendido mucho.
Para la Unión Europea “Biomasa es la fracción biodegradable de productos, desechos y residuos de la agricultura (incluyendo sustancias vegetales y animales), silvicultura (explotación forestal) e industrias relacionadas, así como la fracción biodegradable de los residuos municipales e industriales”. Y hay varios tipos: La biomasa sólida, el biogás, la fracción orgánica de los residuos sólidos urbanos (FORSU) y los biocarburantes (o biocombustibles líquidos).
La biomasa sólida es el aprovechamiento térmico o eléctrico de la materia orgánica vegetal o animal. Y se cultiva para obtener energía cardo, sorgo o colza etíope. Y también se emplean chopos, sauces, eucaliptos, así como los residuos agrícolas y forestales y de las industrias derivadas de ambos.
Incluso se puede utilizar el hueso de las aceitunas y las cáscaras de los frutos secos.
El biogás se obtiene por la fermentación de los residuos orgánicos, casi siempre de los vertederos realizada mediante bacterias que se desarrollan en ambientes carentes de oxígeno. Y con él se puede generar calor y electricidad en una caldera. Esto aparentemente resulta interesante para aquellos lugares con escasos medios económicos. En lo que se refiere a los FORSU es donde entra a jugar el reciclaje.
Y entre los problemas derivados de ello el más trascendente es la deforestación para sustituir por árboles con capacidad energética, con erosión, pérdida de la biodiversidad y degradación de los hábitats en cuestión.
Y luego me ha dado por pensar si las almazaras utilizan el hueso de la aceituna como fuente de energía o no. Y al final he llegado a la conclusión de que nuestro aceite no es que sea bueno, es descomunal, y sanísimo porque es rico en ácidos grasos poli-insaturados. Así que continúo siendo defensora a ultranza de lo propio. Jamás entenderé la razón por la que los españoles nos criticamos tanto y con tanta frecuencia.
Por cierto, poder estudiar cualquier cosa desde la casa propia resulta fantástico. No todo es negativo en este universo tan tecnológico.
Y con este pequeño artículo respondo un poco a la pregunta que ayer me hizo mi hermano: ”¿Pero tú para qué escribes?”.
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