Libros
Y pregunto yo: ¿Algún madrileño del barrio de toda la vida recuerda una Feria del Libro sin tormentas?. Yo, desde luego, no. Esa mezcla de paraguas, de tierra, de agua escurriendo del techo de los puestos, de todos los vendededores afanándose por evitar la humedad de las portadas... Y las bolsitas con sus bonitos y logrados logotipos: ‘Feria del Libro 2050, un placer para los sentidos’... Sí, para los sufrientes y sentidos madrileños del barrio que padecen las hordas de visitantes con escrupulosa paciencia y tolerancia. ¡Pero, por favor, los altavoces con soniquetes y alocuciones ridículas estilo Martes y Trece con voz en off cantarina de Villaconejos del Pedregal “¡Señorita Puri, señorita Puri, acuda a 304, gracias!”, NO, POR FAVOR!. ¿Libros infantiles interactivos?... Sí... ¿Biografías amenas?... También.... ¿Novela histórica?... Por supuesto... ¿Idiomas?... Claro... ¿Tonterías, pijerío, chabacanería y mala educación?... NUNCA. Los papelitos... En la manita cerradita de los alegres y ‘allegras’ paseantitos para tirarlos a las papeleritas colocaditas con esa intencioncita... De lo contrario... MULTITA... ¿Y eso de aparcar los cochecitos donde le parezca a cada señorito o señorita en las callecitas circundantitas?... El ayuntamientito y las gruítas funcionando como los residentitos de primer añito durante las guarditas hospitalaritas.
¡Ah!, ¡no se olviden de llevar también el ABANICO, tan nuestro, por si acaso!. ¿Música clásica?... ¡Feliz comienzo!.
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